lunes, 14 de abril de 2014

Nuestra experiencia en el Barcelona Beer Festival 2014

Hola Espumill@s!!!

    Aquí estamos de nuevo con el "resacón" de cansancio y saturación orgánico de cervezas artesanales después de nuestro día en el Barcelona Beer Festival. Para no saturaros con toda la vivencia de golpe, estructuraremos la misma en tres diferentes bloques: vivencia, cervezas catadas y la presentación de Flandes como destino turístico cervecero.


   Arrancamos el día temprano, las 4 de la madrugada... Después de coger el avión, llegar al hotel, desayunar, pasear y hacer compras por Barcelona... Llegamos puntuales como un reloj al Barcelona Beer Festival y para nuestra agradable sorpresa ya había una treintena de personas deseosas de iniciar la jornada como nosotros. A esas horas, al entrar en la sala dónde se realizaba el festival, en el Museu Marítim de Barcelona, pudimos vislumbrarla en todo su esplendor: una sala muy amplia, bien iluminada y poco agobiante gracias a sus arcos y altos techos. En el punto de venta descubrimos el kit especial de cervezas artesanales (las únicas que se vendían para llevar en todo el festival) que consistía en cuatro botellines inspirados en cada uno de los ingredientes de la cerveza: agua (Barcelona Beer Company), malta (Moska de Girona), lúpulo (Les Clandestines de Montferri) y levadura (Cervesa de Guineu). También vendían una edición especial del libro de Larousse "El mundo de la cerveza artesanal" que venía acompañada de un botellín de cerveza exclusivo. Paseamos por la sala y vislumbramos la extensa barra con los 50 tiradores anunciados, el tirador de cerveza sin alcohol, llamado tirador 0, y 3 tiradores extra!!!! Y al fondo de la sala, como elemento central en los momentos álgidos del festival, la ya famosa pizarra con su campana.







    Al final, el tan anunciado "Meet the Brewer" consistió en un stand con un horario organizado dónde diversas microcervecerías artesanales se fueron turnando con un tirador suyo, sirviendo su propia cerveza los mismo maestros cerveceros y pudiendo dialogar con ellos directamente sobre su producto, elaboración, localización o lo que surja! Nosotros tuvimos el placer de conocer a los amigos germanos artífices de BrauKunstKeller y probar su Mandarina IPA (pero eso ya se hablará en el siguiente post).



    Entre tanta cerveza, había dos stands de equipos y accesorios cerveceros:
El stand de KeyKeg, donde mostraban y explicaban las características de los nuevos bidones desechables totalmente reciclables.
Y el mega stand de easybräu, donde exhibían una maravillosa máquina totalmente automatizada, para la producción de 175 litros de exquisita cerveza casera artesana. Todo un capricho para el que tenga más de 70.000 € sueltos en el bolsillo. Lo admitimos, nos enamoramos de ella y ya soñamos con su hermana pequeña de 100 litros...




    Estando todavía embobados y ojipláticos con tanta pizarra, surtidor y cervezas, y el encaprichamiento del futuro juguete "barato", nos encontramos con Miquel de BeerLovers Mallorca, gran cervecero y mejor persona. Con la experiencia de ya haber visitado el día anterior el festival, iniciamos de su mano las catas, recorrido y pudimos charlar sobre las cervezas que ibamos catando, la situación de la cerveza artesanal en las islas, los próximos eventos que se avecinan... Y entre charla y cata de cerveza, apareció Chelo de Galilea de Cas Cerveser, que tenían el honor de haber presentado en el festival una de sus cervezas que había sido pinchada el día de inauguración. Pudimos acabar sentados charlando con Miquel, Chelo y Sebastián (también de Galilea de Cas Cerveser) intercambiando opiniones respecto a las cervezas y al festival en si. Aquí hacemos un inciso... nuestro fallo fue no llevar "quelitas" en la maleta para ir picando entre cerveza y cerveza, pero descubrimos que los de Cas Cerveser habían hecho los deberes visitando un supermercado cercano, pero eran picos... no quelitas... ;-P



    Entre tanta cerveza, lógicamente, es necesario ir llenando el estómago con algo solido. Por suerte había tres stands de comida, a cual de ellos más cuidado, apetecible y con unos productos de primerísima calidad. Nosotros nos decidimos por degustar una tabla de quesos asturianos especialmente seleccionados para maridar con cervezas IPA. En este punto del festival, como crítica constructiva y opinión personal, creemos que faltaban más puestos de comida, ya que no todo el mundo buscaba maridajes o tapas de cocina tradicional, sino poder comer algo contundente para hacer "pared" acompañando su cerveza elegida.

   Y la respuesta a la pregunta del millón: si iban más de 300 cervezas, y sólo había 53 tiradores... ¿cómo anunciaban el cambio de barril? Gracias a la GRAN PIZARRA Y SU CAMPANA!!!! Ojo, y a dos chicas que se pasaron toda la jornada en esas alturas cerveceras subidas a un andamio. Cuando un barril se terminava, inmediatamente descolgaban su cartel y en cuestión de minutos sonaba la campana y veías a las chicas apuntando y señalando en la pizarra la indicación de la cerveza recién pinchada y su surtidor de ubicación.






    Como opinión final de la experiencia vivida: Recomendamos a todo amante de la cerveza artesanal que pueda permitirse un viaje relámpago asista al menos en una ocasión a este festival del oro líquido. Como crítica constructiva, a parte de añadir puestos de comida (sería cómodo poder hacer la hora de la comida allí dentro), mejorar las instalaciones respecto al tema de los aseos. Una idea que nos surgió, es que sería interesante, similar al Meet the Brewer, que todas las microcervecerías que se presenten y quisieran tuvieran un pequeño stand o espacio para encontrarse y charlar con los asistentes, aunque fuera sin tener surtidor alguno. Ha sido una experiencia muy grata, enriquecedora, fascinante y sabrosa. Nos hace contar los 364 días para el siguiente festival; pero esta vez llevaremos quelitas y un tapper con delicias ibéricas.

    

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